De ranas y otras plagas
Y vi salir de la boca del dragón,
de la boca de la bestia
y de la boca del falso profeta
tres espíritus malignos que parecen ranas.
Son espíritus de demonios
que hacen señales milagrosos
y que salen a reunir a los reyes del mundo entero
para la batalla del gran día del Dios Todopoderoso.
(Apocalipsis 16:13-14)
En el relato de la sexta copa apocalíptica, se introduce sorpresivamente un trío de ranas repugnantes: Y vi salir de la boca del dragón, de la boca de la bestia y de la boca del falso profeta tres espíritus malignos que parecían ranas (Apoc 16:13). Es enfática la repetición paralela aquí: tres veces la palabra "boca", de los tres personajes centrales del drama del dragón. De 12:9 queda evidente que el dragón representa a "aquella serpiente antigua que se llama Diablo y Satanás", quien da su trono y autoridad a la primera bestia (13:2; el imperio romano). La segunda bestia tiene cara de cordero pero su voz es la del mismísimo dragón (13:11), que con su propaganda, como falso profeta que es (16:13), promueve la adoración a la primera bestia (el culto al emperador y sus sacerdotes). Más adelante entrará al relato la gran ramera, quien se llama Babilonia y es capital del imperio (cap. 17).
El énfasis repetitivo en las bocas de esta triple alianza, como elemento central del pequeño episodio, no es casualidad. El diablo tiene boca, ¡y qué boca!, y por su boca busca imponerse. La bestia llena su boca con blasfemias contra Dios (13:5-6). El Cordero, por la espada que procede de su boca (19:15,21, cf. 1:16; 2:16), vencerá a los espíritus malignos que vomita, como ranas asquerosas, las bocas de la satánica troika. Aune (1998A:894a) ve aquí un juego de palabras, ya que la palabra que sigue, pneumata ("espíritus"), también significa "aliento" que sale de la boca. Josefo (Ant 8:45-48) reporta que un exorcista judío, de nombre Eleazar, sacaba demonios por la boca o la nariz de los endemoniados. Hermas vio la visión de "una fiera enorme ... de cuya boca salían langostas de fuego"(Vis 4.1.6). En un pasaje fascinante del Apocalipsis de Esdras (griego), Esdras lucha por no perder su alma (ApEsd 6:2-15; no morir):
Esdras dijo al ángel, "¿Por dónde puedes sacar mi alma?". Y el ángel dijo, "La podemos echar por la boca". Y el profeta dijo, "He hablado boca a boca con Dios y mi alma no saldrá por la boca". Y el ángel dijo, "Lo sacaremos por tus narices". Y el profeta dijo, "Mis narices han olfateado la gloria de Dios". Y el ángel le dijo, "La sacaremos por tus ojos". Y el profeta dijo, "Mis ojos han visto las espaldas de Dios".
El ángel propone después sacar el alma por la cabeza, los pies y hasta las uñas, pero para todo Esdras tiene una respuesta hasta que el Hijo amado baja y le persuade a Esdras a entregar su alma.
La expresión "espíritus malignos" (pneumata akatharta, "inmundos") es sinónimo del término "demonios" (cf. Mr 1.23; 3.11; 5.13; 7.25; 9.25 cf Lc 11.24; TBenj 5:2). Según 9:20 los sobrevivientes de la sexta trompeta "no dejaron de adorar a los demonios y a los ídolos...". Con el juicio divino, la gran Babilonia se convertirá en morada de demonios (18:2). El adjetivo akatharta ("impuro", de katharos, "puro") pertenece a una larga tradición, y un léxico importante, de pureza e impureza (cf. BalzSch I:2094-2103; Coenen 2:448-453). Significa que estos demonios no son sólo malvados sino también contaminantes. Eso se expresa muy dramáticamente -- ¡y simpáticamente! -- por la figura simbólica de las tres ranas.
Los sapos y ranas son una evidencia del sentido de humor del Creador. Peterson (1988:163b) anota que para Juan, la maldad del triunvirato diabólico "sólo puede expresarse por la fealdad cómica de tres ranas". Captando la veta humorística del Apocalipsis, Peterson afirma que "la visión de Juan toma la maldad en serio, pero no demasiado" y cita a Santa Teresa de Ávila:
Todos esos demonios no me preocupan un higo.. No entiendo esos temores, "¡el diablo, el diablo!", cuando podemos decir ¡"Dios, Dios!" y hacerle temblar al diablo... No les pongo más cuidado a ellos que a una mosca. Creo que son tan cobardes que cuando se dan cuenta de que no los tomamos en serio, pierden toda su fuerza.
Para entrar en el significado de este relato, conviene preguntarnos por qué la troika satánica, en vez de actuar directamente para provocar su guerra, optan por actuar por medio de estos tres espíritus-ranas que ellos vomitan de sus bocas. Es obvio que este relato de las tres ranas es una relectura muy adaptada de la correspondiente plaga de Egipto (Ex 8:2--13; Sal 78:45; 105:30; Sab 19:10). En el Apocalipsis, más que una simple molestia doméstica (cf. la muy dramática descripción en Jos Ant 2:296, hasta el hedor que emitían), las ranas ahora son espíritus malignos que, en servicio del diablo y sus aliados, llevan su influencia satánica hasta los confines de la tierra y sobre todo, van armando "la madre de todas las guerras". De eso no hay nada en Éxodo. Aquí Juan ha politizado a las ranas y las ha convertido en espíritus militaristas. A la vez, insiste de nuevo que el imperio es una fuerza demoníaca.
Estas extrañas ranas son espíritus de demonios que hacen señales milagrosas y que salen a reunir a los reyes del mundo entero para la batalla del gran día del Dios Todopoderoso (16:14). ¡Las ranas, que en el relato del éxodo, eran una señal, ahora hacen señales! En esto siguen a la segunda bestia, que "hacía grandes señales milagrosas...a la vista de todos", para engañar a la gente e inducirlos a adorar a la bestia (13:13-14; cf. 19:20). Como profeta hacía señales, y como falso, engañaba. De hecho, era común que los promotores de diferentes religiones, como también del culto al emperador, apelaban a supuestos milagros para promover su causa. El falso profeta conducía a todos a la idolatría del culto al emperador, y ahora estos espíritus salen hasta los confines de la tierra para movilizar a las naciones para la guerra.
En varios pasajes las escrituras anuncian la venida de falsos profetas, pero no es siempre claro que el texto se refiere a un lejano fin del mundo. En este texto, es posible que lo que a nosotros parece tan obviamente futuro remoto, para Juan mismo no estuviera tan distante. A continuación, al ampliar el mensaje de las tres últimas copas, y de los ángeles del capítulo 14, es obvio que Juan sigue hablando del imperio romano (17:9-11) y su comercio a finales del primer siglo (18:11-19). Beale (1999:833) cita Pesikta de Rab Kahana 7:11 según el cual como Dios castigó a Egipto con ranas, también así juzgará a Edom (Roma). "Esto es impresionante", comenta Beale, "porque, igual que Ap 16:1,13-14, aparentemente entiende la aplicación de la plaga de ranas a Roma...".
La función de estas ranas, como falsos profetas, es la de reunir un enorme ejército internacional y provocar una guerra. Una idea popular afirmaba que las ranas con su croar hablaban entre sí. Beale (1999:833a) cita una curiosa explicación de la plaga de las ranas: "Una rana graznó por los demás, y todas vinieron" (Sanhedrin 6c7b). Otras convocaciones militares, pero diferentes a 16:16, aparecen en 19:17,19 (llamados por un ángel) y 20:8 (por el dragón, con Gog y Magog). Por eso, algunos concluyen que todos se refieren a una misma guerra, inclusa la de Gog y Magog. Lo mejor, sin embargo, es interpretar a cada relato por aparte, dentro de su propia lógica.
La propaganda es el vómito del diablo
Es evidente que los "tres espíritus malignos como ranas" (16:14 griego), vomitados por los tres grandes enemigos de Dios y su reino, son precisamente agentes de la propaganda del dragón, la bestia y el falso profeta. Salen de las bocas de ellos tres, es decir, de su palabra, de su órgano máximo de comunicación. Están especialmente cercanos a la segunda bestia, que muchos han identificado como "el Ministro de Propaganda" del imperio (Bruce 1969:653; Osborne 2002:591 y muchos). Igual que éste, realizan milagros engañosos para convencer a la gente y fomentar la idolatría del sistema (13:11-18). Ahora salen de las bocas malvadas a multiplicar esas bocas en el mundo entero, como los tentáculos del dragón y los transmisores multiplicadores del diabólico mensaje del imperio.
Llama la atención que la troika diabólica no envió todo un ejército de ranas, lo que no les hubiera sido difícil, sino sólo tres, una por cada boca de ellos. Contreras (1990:225) destaca la facilidad de estas ranas de moverse en silencio y oscuramente, en trabajo clandestino. Estas tres ranas, insufladas por la boca de sus amos, tienen un poder de convocatoria para llevar a la guerra a todos los reyes del mundo. Hay un consenso muy amplio que simbolizan el poder de difusión de la propaganda (Caird 1966:206; Ford 274; Osborne 2002:591; PRich 1994:117). Para Carballosa (1997:313) representan los medios de comunicación masiva con que el anticristo engañará a las naciones. En la antigüedad, las ranas a menudo se asociaban con brujos, hechiceros y embusteros (Artemidoro 2:15; Plinio, Historia Natural 18.294.361; 32.48; Thompson 1998:155; Ford 1975:274a). Hoy podríamos decir que simbolizan sobre todo la brujería hechicera de la pantalla de la televisora.
Estos espíritus-ranas tienen una tarea muy específica: movilizan a todo el mundo para incitar a la guerra (16:13,16). Esto no debe sorprendernos. Cuando un imperio se absolutiza, en seguida justifica matar para defender los intereses supremos del sistema. Por otra parte, cuando se quiere iniciar una agresión armada, hay que justificarla y provocarla, y para eso está la propaganda. Muy pocas guerras se han buscado con verdades; generalmente se recurre a la propaganda falsa para justificarlas. Con razón se ha dicho que la primera víctima de la guerra es la verdad misma.
Al comparar la eficiente red de propaganda del imperio con ranas, Juan los ridiculiza con sutil humor. El punto de analogía con las ranas no es sólo su apariencia entre fea y ridícula, sino también el sonido de su necio croar. Según Barclay (1999B:148-149),
Las ranas son famosas por su constante y molesto croar -- brekekekex lo llamaba Aristófanes. "La rana -- decía Agustín -- es el más locuaz de los vanidosos" (Homilía sobre el Salmo 77:27). El croar de la rana se considera universalmente como un símbolo del hablar sin sentido.
Beale (1999:832-833) comenta que las ranas de la plaga bajo Moisés parecían ser inocuas, sólo una molestia, pero destruyeron y devoraron a los egipcios (Sal 78:45; cf. Jos Ant 2:296). Algunos rabinos afirmaban que el croar de las ranas confundió a los egipcios con sus "palabras" (Pesikta de Rab Kahana 7:11; Pesikta Rabbati 17:7; Midr. Rab. Éxodo 10:6; 15:27). Filón describe "el ruido estridente, doloroso a los oyentes" de las ranas de la plaga; es un hablar indigno, sin alma y vida, "la voz de la ignorancia". Es un habla "indisciplinado e ignorante, desordenado y nada musical" (De Somnis 2:259-260). El croar de la rana "produce ruido y sonido desprovisto de toda realidad" (De sacr. Abel. 69).
En todo eso se ve mucho sentido de humor, pero de ninguna manera es broma. Es una descripción muy real de la propaganda del imperio que invade todo el mundo para sembrar muerte y miseria. Las ranas de la propaganda imperialista son venenosas.
Hoy día andan por todo el mundo ranas que sobrepasan las más apocalípticas visiones de Juan de Patmos. Los medios de comunicación masiva han experimentado un desarrollo tecnológico fenomental acompañado por una atrofia y un escandaloso retroceso moral en cuanto a la ética de su función en la sociedad. Eso incluye la pornografía y la violencia, pero va mucho más allá. El criterio de la veracidad, tanto en los medios como en la política y en toda la sociedad (incluso las iglesias), prácticamente ha dejado de funcionar. Los políticos dicen cualquier cosa que pueda ganar votos, sin la menor relación con lo que piensan o lo que van a hacer. Las empresas inventan una mentira y después otra para vender sus mercancías; el público no los cree pero compra sus productos.
Está muy de modo hablar de "medios de comunicación libres", tanto para condenar a algunos gobiernos y para elogiar a otros. ¿Pero en qué país son libres los medios de comunicación? En primer lugar son negocios, controlados por sus dueños y la clase social que representan. Además, como negocios, harán cualquier cosa para ganar plata, y muy difícilmente estarán "libres" para defender las causas que no les convienen. Para lograr las máximas ganancias posibles, cobrarán las mayores tarifas que los ricos del país pueden pagar, dejando casi totalmente silenciados los intereses de las grandes pero pobres mayorías.
Necesitamos los ojos del profeta Juan para ver que por las pantallas de nuestras televisoras se arrastran repugnantes ranas de propaganda engañosa. Eso se experimenta a la hora de las campañas electorales en cualquier país medio desarrollado hoy. Los medios están "libres" para los que pueden pagar a los mejores fabricantes de imagen pública, y después sufragar los astronómicos costos del tiempo en la pantalla. Resultado: seudo-democracias que son realmente plutocracias y medio-cracias. ¿Y qué derecho tienen los grandes medios de comunicación, ya de por sí muy ricas, de lucrar con el futuro de nuestros países y nuestras vidas? Mientras no se corrija estos vicios y no se controle drásticamente a los políticos y los medios de comunicación, la democracia no será más que una palabra bonita.
La ciencia de la propagada, como arte de engañar, se ha perfeccionado a un nivel jamás imaginado antes. Además del bombardeo exageradamente repetitivo, para "saturar el mercado" con un mensaje, emplean toda clase de técnicas de manipulación, hasta subliminales. Ha llegado al punto que nadie espere que los comerciales y la política propaganda digan realmente la verdad. Todo se expresa en el metalenguaje de los subcodigos. Parece que han tomado como su lema lo que denuncia el profeta Isaías: "Ay de los que llaman a lo malo bueno y a lo bueno malo" (5:20). Ahora "muertes civiles" se llaman "daños colaterales", el colonialismo agresor se llama "democracia", las instituciones públicas, que pertenecen al pueblo, ahora se llaman monopolios, y los monopolios privadas que nos invaden se llaman "apertura". El lenguaje público está gravemente enfermo, atacado por una plaga de ranas. El lenguaje ha sido prostituido y se asesina a la verdad cada día.
Cuando Cristo en seguida exhorta a los cristianos a estar despiertos y vigilantes (16:15), les está diciendo: "¡Cuidado con esas ranas! ¡No se dejen engañar por la propaganda de la bestia"! Somos una comunidad profética y no debemos dejarnos llevar por el mundo con sus falacias. Debemos ser el pueblo de la verdad implacable. "En una época de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario" (George Orwell).
Esta es la primera vez que los tres aparecen juntos y que la segunda bestia se llama "falso profeta". Algunos llaman a este trío "la falsa trinidad", como parodia del Dios trino. Sin embargo, no es evidente que Juan haya pensado en esa comparación, sólo por mencionar a tres personajes. Faltaría un elemento indispensable que define trinidad: que los tres sean uno en esencia, y no un triteísmo. Más bien, aquí cada uno vomita una rana distinta. Como observa Keener (2000:395b), son tres ranas que salen de tres bocas distintas. Además, el falso profeta, con claro aspecto de cordero, se parece más al Hijo que al Espíritu Santo. Es mejor entenderlos como un triunvirato o una troika, no una trinidad. REBIRTH 286d
Similares movilizaciones de tropas se mencionan en Ez 38:7,13; 39:17 [de Pueblo 39:27s); 1 En 56:5-8; 90:16-19; 100:1-4 y 4 Esd 13:8,34; OrSib 3:663-664; 1QM 1:10-11; 15:2-3. En Jer 49:14 y 50:29 (contra Babilonia) y en Jl 3:2,9-16, Miq 4:11-12, Sof 3:8, Zac 14:2 y 2 Bar 70:7 es Dios quien moviliza las tropas; cf. Is 13:2-6 (contra Babilonia).
Cf. " La propaganda es un arma predilecta del dragón" (Stam III: Fin13:162).
Sobre la relación entre imperialismo e idolatría, véase Stam III "¿Puede existir el imperialismo sin idolatría?" (Fin13 p149) y "El lenguaje religioso de George W. Bush" (2005:390-399).
González Ruiz (1987:167) menciona el cuerpo deforme y los dedos finos casi humanos de las ranas, como símbolo del engaño de la propaganda del imperio. Hay un contraste muy irónico en la idea de enviar ranas, salidas del fango, para convencer a los reyes del mundo en sus tronos, pero así es la propaganda.